Transplanto el alma cuerpo a cuerpo
gemebunda, lastimera,
y se torna cada vez más eremita.
Baño en luz inmarcesible
los besos, las amantes, los silencios,
y se van desdibujando
en un dolor de tinta desgastada,
en un rumor sanguíneo
que vetea las hojas de los sables.
Acontecen sin palabras los sucesos
encajando vacíos para entibar el ansia
y regresan de su tumba los cadáveres
que, ahora, parecen más amables.