La cadencia pausada de las olas
te acerca en sus crestas bordadas por la espuma.
Ellas saben vencer al tiempo
en el límite fútil del mar y el cielo
-en donde habitan tan sólo unos instantes
cuando el viento enerva la horizontalidad del agua-
No son calma, aunque la engendren
es este ser antiguo que ha transmigrado tanto.
1 comentario:
buè que mi paseo matutino playero engendrò geniales vistas de mimar y tu nostalgia enaltecerìa por demàs mi pròximo post en a jierro, si me dàs tu permiso, claro.
Hay màs similitudes posibles en el mar y en el hombre que mi corto entendimiento no alcanzarà jamàs, y por suerte, asì seguirè asombràndome de todo;)
Un abrazo, Carz (ya de mimar del) gracias por la vuelta al blog.
Un abrazo de esta primavera, brisa sentida.
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