Paisaje desolado
no dejas lugar donde esconderme.
La oblicua luz del sol
enrojece el horizonte
y no es, por una vez, de sangre.
Siento frío.
El aire se hiela
y a mi alrededor
todo es pequeño
e insignificante
-y por ello mismo inmenso-
Los paisajes son efímeros
porque se forman en mi retina.
La realidad existe por que la veo
y hoy no he bebido demasiado.
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