jueves, agosto 24, 2006

Forjas

Los hechos presentes pueden alterar la visión del pasado, pueden iluminarlo en una cuarta dimensión y mostrar lo que quedaba oculto tras las sombras. Durrell dice algo parecido acerca de su Cuarteto de Alejandría: tres visiones espaciales(Justine, Balthazar y Mountolive) y una temporal (Clea).

En Clea, si no recuerdo mal, desenamora de un plumazo al protagonista de un amor tan intenso como doloroso, el amor que siente hacia Justine. Cuando lo leí pensé que no era posible desinteresarse, de alguien a quien se ha amado, de un momento a otro, pero el tiempo me demostró estar equivocado: me pasó. Una situación sórdida hizo que instantáneamente perdiera la sensación de enamoramiento por alguien por quien pasé la primera gran depresión de mi historia. Esa vez estuve varios años afectado, pero sin recurrir a medicamentos: sólo usaba bourbon y una gran máscara de desapego, que en aquel momento sentía como auténtico, inevitable y perenne.

Pasó el tiempo y sobreviví, y ese mismo tiempo me demostró que estaba equivocado en mi equivocación: volví a sentir amor por aquella persona, quizás de otra índole, quizás menos vehemente, pero no menos intenso. Las circunstancias propiciaron un único encuentro íntimo y los dos comprendimos que habíamos calado hondo el uno en el otro, tanto que mi actual personalidad le debe mucho.

De aquella pérdida saqué la conclusión de que no existen atajos en la forja de uno mismo. Y la estoy poniendo en práctica.

2 comentarios:

quantum dijo...

Texto que corre parejo a tu poema en "Desde lo que llamáis nada". Explorarse a uno mismo, recorrer los espacios y tiempos que nos llevan al yo. Y uno no termina nunca de sorprenderse íntimamente, como tú a ti mismo en aquel amor.
Yo diría que es bueno que así sea.
Abrazo con El Cuarteto de Alejandría al fondo.

Carz dijo...

Como diría Onetti, cada historia es una vuelta de tuerca más que damos a la personalidad. La capacidad de sorprenderse de uno mismo es fruto tanto de la ignorancia profunda como de la mutabilidad de los seres humanos.
Ignorante y mutable, creo que acabo de encontrar una buena definición para mí.

Saludos, desde el Faro de Alejandría.